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SELECCIONAR EL EQUIPO

           En la pasada temporada de concurso de adultas, en mi club, la Sociedad Colombófila Moscona, de Grado, en Asturias, trascurridos los concursos de velocidad y medio fondo, nos encontrábamos relativamente destacados del resto de los competidores un grupo de 7 palomares, los más fuertes hasta el momento, y por tanto los que contábamos a priori con mayores posibilidades de obtener el Campeonato Social.
            Entre estos 7 destacados se encontraba el de un colombófilo neófito, David Cano Díaz, un joven praviano de 18 años el cual estaba disputando su 3ª temporada en las competiciones y que ya en su primer año deportivo nos había sorprendido a todos al ganar el Campeonato Social de Seguridad.
Pues bien, llegada la hora del enceste para el correspondiente concurso, Quintana, un fondo de 550 Kms, todos los palomares intentamos completar nuestro equipo de 10 palomas para tener más opciones de puntuar, ya que en nuestra región, según la modalidad de campeonatos que disputamos, en cada suelta dan puntos las dos primeras palomas controladas del palomar, son las que forman el equipo; eso siempre y cuando que a la hora del enceste el número de palomas encestadas sea inferior a 10, sumando una más al equipo por cada 5 palomas encestadas, de tal forma que cualquier colombófilo que lleve a un concurso 10 palomas o menos, deberá controlar al menos 2 dentro del porcentaje estipulado, siendo necesarias 3 para el que enceste 15, 4 para el que enceste 20 y así sucesivamente, de tal forma que todo el mundo, al menos el que opte al campeonato, suele encestar un mínimo de 10 palomas para contar con las mayores posibilidades de éxito.
            Bien, explicado someramente el mecanismo de competición, volvamos al tema que originó este artículo: David acude al concurso con solo 3 palomas en la cesta.
            Ante el escaso número de atletas seleccionados por David para una prueba tan exigente como un fondo, en el que debido a las malas condiciones climáticas que padecemos en Asturias y a la nefasta orografía, con ese devorador de palomas que es la Cordillera Cantábrica, es relativamente fácil no controlar paloma alguna sobre todo si se acude con solo tres, algunos colombófilos veteranos le preguntaron al joven David:¿Cuántas palomas te quedan?, -18 contestó-, ¿entonces como es que no traes más?- estas tres son las que están más fuertes y no quiero perder palomas, con meter dos para el equipo el suficiente.
            Llegó el día de la suelta y dos horas primero de lo que sería normal pues las palomas hicieron una velocidad increíble (1.236 m/m =72 Km/h), suena el teléfono; es mi amigo  Julian para decirme que ha controlado la primera y que David también tiene una (que a la postre haría 2ª social a 1.235 m/m. Increíble, solo tres palomas encestadas y hace 2º social a una velocidad impresionante y mete el equipo en el porcentaje, al controlar su segunda paloma al día siguiente.
           

            Esto no es más que un ejemplo de los que estoy seguro que sucede en todos los clubes, todos los años, en todas las carreras, mientras que unos colombófilos son capaces de escoger aquellas mensajeras con más posibilidades de éxito, otros deben conformarse con ir mucho más a la cantidad, olvidándose de que el seleccionar bien al equipo que va a competir, además de hacer que perdamos menos palomas, hace  que marquemos en cabeza.
            Muchos colombófilos buscan tener éxito contando con el factor “cantidad”, sin reflexionar que no puntúan las que envías, sino las que recibes.
            Ahora bien, en un palomar cualquiera, formado por X numero de palomas, el saber cual o cuales son en cada concurso las más cualificadas, las más “en forma”, no es cosa fácil, y de ello depende el éxito o el fracaso. Es esta una de las facetas que hacen que la colombofilia sea un arte, pues el saber leer, intuir o descifrar los misterios que esconde el organismo de la paloma y que nos dicen si regresará victoriosa o no de un concurso, hace al que sea capaz de ello adquirir la categoría de artista, artista colombófilo en este caso.
            Pero ¿qué señales muestra la palomas, que características permitieron a David y permiten a los colombófilos más experimentados elevar el porcentaje de aciertos a la hora de designar o seleccionar a sus deportistas para acudir a la próxima competición?
A continuación intentaremos descubrir algunos de los signos o señales que denotan que una paloma se encuentra “en forma”:
a)      El paladar abierto.- Muchos colombófilos, a la hora de seleccionar el equipo abren el pico a la paloma para ver el estado de la garganta y sobre todo del paladar del ave, ya que su visible abertura parece ser síntoma de forma.
b)      Las plumas alrededor de los oídos.- Otro lugar en el que solemos buscar la manifestación visible de la forma es en las pequeñas plumas que cubren el oído y que aparecen ligeramente erizadas cuando la paloma pasa por un buen estado general.
c)      Las patas calientes.- Cuando un animal se encuentra en forma, su sistema circulatorio irriga mayor cantidad de sangre a los músculos, cosa que indirectamente produce el calentamiento de las patas.
d)      Las escamas del pecho.- El músculo mejor irrigado de sangre se dilata aumentando su volumen, por lo que las células externas de la piel (células muertas) rompen por la presión interior y se caen, produciendo la típica descamación del pecho.
e)      Los ojos.- El color intenso, con un brillo que los hace parecer húmedos, como recién lavados suele tomarse como un signo de la forma, si bien yo lo considero más bien como un síntoma de salud, de una excelente salud sin la cual la forma no aparece.
f)       La forma de volar.- Cuando la paloma está en forma, el vuelo se hace más fácil. Nada más abrir las ventanas del palomar se apresura a salir sin  que para nada la tengamos que forzar a hacerlo ni a continuar volando una vez fuera. Las palomas en forma, sabedoras de su fuerza, se atreven a abandonar la protección del bando, mientras que una paloma en baja forma intenta ocultar sus carencias ante los depredadores volando “oculta” en el interior del bando.
                        César González