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LAS EDADES DE LA PALOMA

Todas las palomas, durante sus vidas, a veces cortas, otras extraordinariamente largas, van sufriendo unos cambios que al igual que pasa con las personas, interfieren en lo que el animal es o ha logrado ser al cabo de sus días.
Aunque los procesos individuales son como es lógico singulares, existen ciertas características que nos permites realizar algunas generalizaciones, y es precisamente en estas en las que se trata de incidir en este artículo.
Para hacer más fácil y ordenado el desarrollo de estas ideas, dividiremos la vida de la paloma en las siguientes edades:
De 0 a 25 días.- En esta crítica época de la vida del ave en que es totalmente dependiente de sus progenitores para cubrir el 100% de sus necesidades en cuanto a alimento, temperatura, defensa, etc, las posibles carencias que padezca serán un lastre para su futuro, por lo que nosotros como colombófilos que somos y como colombicultores que debemos ser, debemos asegurarnos de que los progenitores encuentren en su palomar todo lo que necesitan para cubrir las necesidades de sus pichones, y por supuesto las suyas propias, con el aporte de una comida equilibrada y abundante, grits, vitaminerales, etc. No olvidemos, que si bien son las parejas reproductoras las encargadas de la cría de los pichones, si nosotros no las  fiscalizamos y ayudamos, poniendo a su disposición todo lo que requieren, ellas por sí solas no podrán, sobre todo en aquellos palomares en que los reproductores se encuentras encerrados, sin tener acceso por consiguiente a los recursos que la naturaleza circundante les oferta.
Es pues esta una faceta en la que el aficionado que demuestre ser mejor colombicultor partirá con ventaja sobre aquel que se limite a intentar se buen colombófilo, pues el primero contará posiblemente con una mejor “materia prima”, la paloma, para realizar su futura labor.
De 25 a 90 días.- En este periodo, unas veces un poco primero, otras un poco más tarde, según la costumbre del colombófilo, el pichón pasa por el periodo de “destete”; periodo que si se ha criado sano y fuerte, no debe resultarle problemático superar con éxito.
Una vez rebasado esta etapa, el pichón pasa a realizar las primeras salidas del palomar, época en la que un ejercicio moderado le será tremendamente útil para comenzar a desarrollar esa portentosa musculatura que en un futuro le posibilitará cubrir las enormes distancias a que les obligamos a enfrentarse.
Nunca debemos de olvidar que en esta época de su vida, todavía joven pichón, está formando todo su cuerpo, por lo que la comida debe ser variada y de calidad, pero sin caer en el exceso que le conduciría a un sobrepeso del que debemos huir, ya que todos hemos sufrido alguna vez viendo aquel o aquellos pichones que se niegan a volar, yendo de tejado en tejado si les “damos bandera” y remoloneando hasta exasperarnos diariamente. Pichones que se perderán irremediablemente en los primeros entrenamientos y que ¿quién sabe de que hubiesen sido capaces si su alimentación y por tanto su peso fuese el correcto?.
De 3 a 12 meses.- A partir de los tres meses de edad, además de continuar mejorando el estado físico de la paloma, debemos comenzar a educar su sentido de orientación; es más, de no hacerlo en este periodo, una vez sobrepasados los 12 meses de edad, el aprendizaje y desarrollo de este aspecto resulta si no imposible, mucho más dificultoso, o al menos así lo hace ver el hecho de que las palomas que por una circunstancia determinada no han sido educadas  en orientarse durante su primer año de vida, posteriormente suelen perderse en el primer concurso con cierto grado de dificultad.
La educación del sentido de orientación de la paloma debe ser siempre progresiva, y debe al mismo tiempo fortalecer el estado emocional del ave, de forma que aprenda poco a poco a superar las dificultades que sin duda le surgirán en los vuelos de regreso a su palomar, haciendo cada vez más férreo su deseo de regresar a pesar de cualquier dificultad o contratiempo.
Un pichón que en una de sus primeras salidas de educación además de enfrentarse a una distancia excesiva deba sortear a uno o varios halcones o azores, puede quedar tan “tocado” psicológicamente hablando que acabe desarrollando un miedo o fobia que le incapacite para un adecuado regreso, entrando en el primer palomar que encuentre en su camino y resignándose a acabar en él sus días antes que volver a arriesgarse en un vuelo lleno de peligros.
Muy al contrario, un pichón que, en las primeras salidas ha estado bien dirigido y ha logrado adquirir un cierto grado de seguridad en sí mismo, será mucho más combativo y tenaz en el intento de regreso cuando surjan pequeñas o grandes dificultades y podrá llegar a ser una mensajera de la que nos sintamos orgullosos de poseer en nuestro equipo.
De 12 a 24 meses.- Estas palomas, a las que solemos denominar como “jóvenes” o “Yearlings”, al contrario de lo que se podría pensar aún no han alcanzado todo su desarrollo, tanto físico como psíquico.
Por ello, es necesario seguir actuando con precaución a la hora de su manejo, pues los excesos de la competición quedarán grabados en sus organismos y sus mentes y si no somos cautos, podemos “quemar” a el que pudiera ser un atleta campeón en su primer año.
Y es que ha veces las apariencias engañan y nos dejamos llevar por lo inmediato y obligamos a nuestras mensajeras a jornadas de 10 -12 o más horas de agotador vuelo, cosa que como ya he dicho, a estas edades puede ser “pan para hoy y hambre para mañana”, ya que de no retirar a nuestros “jóvenes” de la competición a una distancia prudencial, que según la edad precisa del ave y otros parámetros, puede variar entre los 300 y los 500 kilómetros, de reiterar en el esfuerzo y la competición estaremos como digo, liquidando el futuro de la paloma y por consiguiente del palomar.

Palomas de 2 años.- Si hemos sido prudentes con la paloma hasta llegar a su segundo año de vida y la hemos sabido dirigir, este puede ser el momento de comenzar a recoger los mejores frutos, los más codiciados premios. Esta es si duda una opinión personal, pero para mí es la mejor época deportiva de la paloma, ya que a los dos años, ya formada física y psíquicamente la paloma puede dar todo lo que lleva dentro con la ventaja de que su juventud le permitirá lograr cosas que en un futuro le estarán vetadas  y al mismo tiempo ya cuenta con la suficiente veteranía que le permitirá encontrar la mejor línea de vuelo, el lugar más cómodo en el bando, el quiebro más eficaz en los ataques de los depredadores, etc.

Además, he observado que a esta edad, la paloma coge más fácilmente la forma que cuando tiene tres o más años, siendo también “su mordiente” y deseo de regreso rápido al palomar superior en esta etapa que en cualquier otra.
Palomas de 3 a 5 años.- A esta edad, la paloma aunque ya ha perdido parte de la fogosidad de la juventud, es capaz de suplir esta con la experiencia que ha acumulado a lo largo de su vida deportiva, por lo que sobre todo en sueltas de gran dificultad, son estas palomas las que suelen imponerse al resto de la concurrencia, y las que con más fe esperamos en el palomar es sueltas catastróficas.
Por otra parte, en zonas poco favorables para el desarrollo de la colombofilia, como son las Islas Canarias, Baleares, Galicia y Asturias entre otras, es difícil encontrar paloma compitiendo con más de tres años, ya que las perdidas son tan cuantiosas que pocas llegan a su tercer año de vida deportiva, y muchas menos a realizar una cuarta o quitan campaña.
Estas mismas dificultades geográficas, climatológicas, etc hacen a quienes las padecemos que en el momento que tenemos un ave que ha superado tres campañas a un buen nivel, la guardemos para la reproducción, ya que son notablemente mayores los riesgos que se corren de perder un animal de valía que las posibilidades de salir victorioso tras otro año de concursos.

Palomas de 6 o más años.- A esta edad  ya es prácticamente imposible encontrar palomas en la competición y si han logrado superar todas las dificultades y demostrar su valía en la cesta, las palomas a esta edad las encontraremos en el palomar de la reproducción.

 

César González