Dar de comer a las palomas, en los tiempos que corren hoy en día, es una labor relativamente fácil. Basta con acercarse al comercio de gremio más cercano a nuestro domicilio y comprar los granos que queremos suministrar a nuestras palomas ya sea por separado para posteriormente confeccionar nosotros mismo nuestra particular receta, nuestra mezcla favorita, o adquirir alguna de las variedades que ya viene preparada de fábrica y que como todos sabemos se diferencian en sus contenidos o proporción de granos según se trate de mezclas destinadas para los reproductores (cría), para los viajeros en tiempo de concurso (sport) o para las palomas en tiempo de muda y de reposo, e incluso algunas otras variedades aun más especializadas, más tipo “gourmet” con las que las industrias del ramo quieren hacernos pensar que una paloma mediocre, alimentada con estos productos super-mega-plus se va a convertir en una maquina de volar incansable.
Eso si procuraremos en uno u otro caso que los granos que estemos adquiriendo sean de buena calidad, que estén razonablemente limpios y que sean “frescos” es decir que sean de la última cosecha, ya que si son de cosechas atrasadas habrán perdido gran parte de su poder nutricional.
Con estos granos servidos regularmente a nuestras palomas lograremos fácilmente alimentarlas y cubrir sus necesidades energéticas, sin embargo una cosa es alimentar y otra muy distinta nutrir.
Y es que las necesidades nutricionales de nuestras palomas varían en función de factores tanto externos como internos.
Entre los factores externos encontramos la temperatura ambiente (a más frío más comida y a más calor menos comida), la cantidad de esfuerzo que realice en el entrenamiento, la frecuencia con la que acude a los concursos, si se encuentra a la caza del nido o por el contrario esta en incubación, si esta en soltería, etc., etc.
También, una hembra que esta “fabricando” huevos mientras realiza la muda y al mismo tiempo cría pichones tienes otras necesidades alimenticias distintas que la que simplemente esta en incubación o que la que concursa.
En definitiva, podemos decir que una de las funciones más importantes y al mismo tiempo más difíciles de realizar en colombofilia es la alimentación de las paloma y más aún del equipo de vuelo, ya que si no damos la ración adecuada tendremos a las palomas delgadas y con pocas reservas para volver del concurso correspondiente, y si la ración es excesiva entonces la obesidad, el sobrepeso le será así mismo un hándicap a la hora del regreso.
Los hidratos de carbono son su “combustible”, energía para el músculo y por eso deben ser lo que forme la mayor parte de la dieta de una voladora. Los hidratos de carbono están presentes en mayor medida en el maíz, el trigo y la cebada, por ejemplo, pero una paloma en fase de cría, o si se trata de un pichón, necesita sobre todo proteínas, ya que estas en vez de dar energía al músculo como hacen los hidratos de carbono, lo que hacen es formarlo que dicho sea de paso es lo que necesita un pichón, “construir” músculos, plumas, huesos y órganos, por eso los leguminosos deben de estar en un porcentaje mucho más elevado ya que son estos, los leguminosos (habas y guisantes), los que más proteínas aportan a la paloma, aunque nunca debemos olvidar que lo ideal es que todas las raciones que sirvamos a nuestras aves deben de tener siempre una mezcla variada y con todos los componentes necesarios para la paloma, es decir, una parte de hidratos de carbono, algunas proteínas y en caso de cría y vuelos de larga distancia, algunas grasas, las cuales se las podemos dar en forma de pipas, soja o de cacahuetes por poner algunos ejemplos.
En mi opinión personal, en un palomar de viajeros nunca debe faltar la cebada, ya que es un grano que no gusta mucho a la paloma y que sólo comerá si realmente tiene hambre, por lo que nos servirá como “medidor” para saber si estamos dando suficiente ración o si por el contrario esta es excesiva. Las palomas deben de comer todo lo que les echemos incluida la cebada, si la dejan es que estamos sobrealimentando. Por el contrario, un poco de hambre puede ser hasta beneficiosa. Es más fácil que se pierda una paloma obesa que una ligeramente delgada, además el que se queden con un cierto apetito (tampoco conviene abusar) nos permite “apretar el acelerador” cuando los concursos se van haciendo más duros y las distancias más largas, aumentando la ración y haciendo que su composición sea más fuerte, con más grasas y leguminosos. Podríamos decir que si desde el principio damos a las palomas la mejor comida, en las ultimas sueltas tendremos dificultades para que tengan el apetito adecuado para coger las reservas necesarias ya que estarán satisfechas y un poco hartas de todo tipo de granos. Si por el contrario comenzamos las campañas ofreciéndoles sólo un par de granos, maíz y cebada por ejemplo, y luego después de los entrenamientos añadimos trigo, disminuyendo el porcentaje de cebada y posteriormente unos leguminosos, para finalizar la campaña en los fondos con la aportación de grasas, las palomas comerán lo que nosotros queremos, y no lo que a ellas más les apetezca, pues debemos pensar que aunque alimentar es muy difícil, si dejamos que sea la paloma la que lo haga a voluntad, siempre estaremos teniendo malos resultados ya que la paloma, como todo ser vivo, prefiere acumular reservas pues en la naturaleza no todos los días se puede tener una ración como la que se sirve en el palomar, así que los organismos vivos son “ahorradores” por naturaleza, pero nuestras palomas tiene que estar con el peso justo para rendir bien en los concursos.
César González