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HERIDAS

Todos los años, los colombófilos nos tenemos que enfrentar a la situación de palomas que se encuentran heridas.
Un cable del tendido eléctrico en un día de viento, el zarpazo de un halcón más frecuentemente o un choque contra cualquier rama u objeto que se interponga en el vuelo de nuestras palomas provoca en nuestras queridas palomas roturas de huesos, hematomas, cortes y laceraciones más o menos importantes, pero que indudablemente resultarán un hándicap  a la hora de competir, como le ocurre a cualquier deportista.
Nuestra  obligación debe ser intentar en primer lugar prevenir los posibles traumatismos derivados de estos golpes o choques, por lo cual es recomendable evitar el vuelo de entrenamiento en los días de fuerte viento, sobre todo cuando las palomas aún no están en plena forma y sobre todo si el bando es muy numeroso. También podemos dividir la bandada en grupos más pequeños para que las que van en cabeza no oculten los obstáculos a las que van en cola.
Si una paloma regresa herida de un concurso o de un entrenamiento deberemos actuar en forma consecuente a fin de proporcionarle los cuidados necesarios que faciliten su rápida y completa recuperación, para lo cual no hemos de escatimas ni esfuerzos ni medios.
            En los casos de golpes más o menos fuertes que producen hematomas, lo mejor es dejar reposar a la paloma durante unos días sin que realice ejercicio, y en el caso de roturas, la solución más socorrida consiste en entablillar el hueso roto con dos o tres palillos e inmovilizarlo con un pequeño vendaje.
            De todas formas no es en este tipo de heridas en que pretendo profundizar en este artículo de un aficionado que, sin contar con cocimientos profundos de veterinaria, me he tenido que enfrentar como seguro os ha pasado a todos vosotros con este problema. Las heridas de las que pretendo hablar para intentar que mi experiencia os sirva a los demás son aquellas producidas por un corte, bien sea este el resultado de cable metálico o de la acción de un ave de presa, si bien hemos de tener en cuanta que las uñas o garras de los azores y halcones cuentan con numerosas bacterias que infectan la herida haciendo que su curación sea más problemática que cuando el corte lo ha producido un cable.
            Inmovilización.- Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de ponernos a coser o curar a las palomas es que si le tapamos la cabeza con un paño estará mucho más tranquila al privarla de visión, consiguiendo así de una manera sencilla que el animal se esté quieto para poder manipularlo con mayor comodidad. También es aconsejable inmovilizarle las patas y las alas con una goma elástica que la sujete sin oprimirla ni lastimarla y que no le estropee el plumaje.
            El botiquín.- Debemos estar preparados para cuando surja una incidencia de este tipo y por ello es recomendable contar con un pequeño botiquín en el que guardemos al menos lo siguiente:
  1. Gasas asépticas para limpiar la herida.
  2. Unas pequeñas tijeras.
  3. Unas pizas de depilación.
  4. Sutura quirúrgica (sintética reabsorbible), material sanitario imprescindible y que está formado por una aguja en forma de semicircunferencia a la que se encuentra unido un hilo.
  5. Pomada antibiótica con penicilina (Cicatral u otra similar).
  6. Bastoncillos.
  7. Guantes de látex.
Como actuar.-
Paso UNO.- Nos ponemos los guantes y en una posición cómoda (sentados en una mesa) en un lugar muy bien iluminado y con el material quirúrgico a nuestro alcance, procederemos a inmovilizar a la paloma.
Paso DOS.- Una vez inmovilizada la paloma procederemos a examinar detenidamente la herida. Es posible que esta ya se haya producido hace unas cuantas horas e incluso días, por lo que la sangre alrededor de de la misma se habrá coagulado y secado. En este caso lo mejor la zona con crema hidratante y esperar un buen rato hasta que se ablande, ya que lo primero es siempre limpiar la herida, tanto de forma externa como interna para lo que nos ayudaremos de las pinzas para sujetar las plumas, trozos de piel desgarrados, sangre coagulada y cualquier otra suciedad que encontremos e ir cortándola meticulosamente con la tijera, procurando, eso sí, conservar la mayor cantidad de piel para posteriormente poder dejar la herida lo más cerrada posible, ya que no debemos olvidar que la piel es el órgano del cuerpo que nos separa, tanto a nosotros como a la paloma de los microorganismos patógenos exteriores.
Habrá, así mismo, que despejar de plumas la zona, teniendo en cuenta no cortar demasiadas para que en caso de una pronta recuperación la paloma pueda sernos deportivamente útil, ni demasiado pocas, las cuales serian una molestia a la hora de suturar, pudiendo alojarse incluso dentro de la herida cosa que no deseamos.
Paso TRES.- Una vez perfectamente limpiada la herida, con un bastoncito impregnado en la pomada con el antibiótico, untaremos toda la zona expuesta con el objeto de que no se produzca una infección interna o externa una vez suturada la herida. Es importante que la pomada cubra todos aquellos trozos de piel, músculo, huesos, etc., que hayan podido estar en contacto con las garras del depredador, ya que estas se encuentran normalmente llenas de bacterias y microorganismos patógenos, pues no debemos olvidar que además de depredadores, estas aves suelen ejercer de carroñeros siempre que tienen ocasión.
Paso CUATRO.- Tras la desinfección procederemos a cerrar la herida para lo que la sutura quirúrgica nos será muy útil, ya que por su forma nos facilitará enormemente el trabajo.
La mejor forma de coser una herida para que no se abra posteriormente cuando la ploma vuele o ejercite sus alas dentro del palomar consiste en primero hacer un lazo doble pasando dos veces el hilo sin apretar demasiado, realizando una segunda lazada en la que ya apretaremos bien el nudo y cortaremos el hilo sobrante.
Repetiremos la acción más o menos cada  milímetros dando a la paloma todos los puntos de sutura que consideremos necesarios para su mejor y más rápida recuperación.
Paso CINCO.- Una vez concluida la sutura, y con un bastoncillo limpio, procederemos a untar con pomada cicatrizante nuevamente la zona afectada, teniendo eso si mucho cuidado de no excedernos en el aporte de la pomada ya que si embadurnamos en exceso la zona corremos el riesgo de que las plumas se ensucien y deterioren, cosa que no queremos que ocurra, ya que, en numerosas ocasiones, la levedad de las heridas, unido al elevado poder de regeneración y recuperación de nuestras formidables atletas, hacen que en un periodo corte podamos contar con ella nuevamente en nuestro equipo de vuelo.
Paso SEIS.- una vez concluida la cura, es recomendable aislar a la paloma en una “jaula-enfermería” durante un periodo no inferior a  5 días con objeto de que este reposo obligado le ayude a cicatrizar correctamente la herida, suministrándole durante este periodo un tratamiento contra coccidios y tricomonas, ya que estos patógenos suelen ser oportunistas e intentar aprovecharse de la debilidad momentánea de nuestra paloma.

César González