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LA PALOMA Y SUS DOS VIDAS


A veces olvidamos, y nunca deberíamos hacerlo que la paloma, la paloma mensajera para ser más concretos, tiene dos modos de vida, dos facetas y por tanto distintas necesidades en su desarrollo como ser vivo: su ser natural y su faceta o vida de atleta.
La paloma pasa varios meses al año compitiendo, dándolo todo por regresar a casa y por eso debemos cuidad sus condiciones higiénico-sanitarias, su estado de forma, su alimentación, etc. Pero para que esto no le suponga una carga insoportable también creo conveniente dejarla vivir el resto del año una vida más tranquila y relajada, más natural.
Si de su voluntad dependiese, la paloma comería mucho más, criaría desde el comienzo de la primavera hasta que regresara el frío del invierno, y arriesgaría mucho menos su vida, saliendo del palomar quizás más tiempo pero con vuelos más cortos, dedicando mucho más tiempo al cortejo, a buscar hiervas y ramitas que aportar al nido, volando muchas veces en pareja como tanto les gusta hacer, soleándose los días buenos de inviernos, bañándose los días de lluvia y descansando tranquilamente a la sombra en las horas en que la canícula invita al reposo.
Pero como este estilo de vida no sería nada recomendable para un ave destinada a realizar largos vuelos a altas velocidades, los colombófilos las obligamos a modificar sus costumbres y según sea nuestro horario laboral o nuestras posibilidades las hacemos volar a primera hora del día, a media mañana, bajo la lluvia o a última hora de la tarde.
Además nos gustan unos palomares lo más organizados y estandarizados que nos sea posible en los que conviven gran número de ejemplares, en soltería o en pareja, comiendo lo que nosotros queremos que coman a la hora que hemos decidido alimentarlas.
Y efectivamente, para que un equipo colombófilo funcione tiene que ser así, hay que someter al animal a unas normas, y cuanto más estrictos seamos nosotros mismos en el cumplimiento de esta rutina y en la exigencia de cumplimiento tanto en nuestro trabajo como en el de la paloma, normalmente mejores resultados obtendremos en los concursos.
No obstante, siempre que sea posible me gusta compensar esta temporada de trabajo forzado y entrenamiento dirigido con la otra vida más relajada, sobre todo para la paloma y que sirva de motivación para el futuro trabajo o de recompensa por el ya realizado.
La paloma es un ser muy adaptable y se amolda fácilmente a un estilo u otro de vida siempre y cuando nosotros tengamos la “seriedad” suficiente con ella para ser constantes ya que el ave necesita una rutina, un orden, un comportamiento predecible, pues en caso contrario la desorientamos y desconcertamos y no sabrá que es lo que toca en cada momento, que esperamos de ella.
Personalmente hay algunas cosas, algunos “trucos” que utilizo con las palomas para que el funcionamiento del palomar sea el mejor posible.
Por ejemplo, ya desde pichones acostumbro a los futuros viajeros a obedecer a la llamada para entrar en el palomar y aquellos que son más remolones y se retrasan no encontrarán en el comedero su correspondiente ración y tendrán que ayunar hasta el día siguiente.
Procuro que toda ave que se encuentra en el palomar tenga un lugar al que pueda considerar  como propio. Es cierto que debido a sus peleas y a que existen en el palomar lugares más deseados que otros no siempre la paloma ocupa el mismo sitio, sobre todo si son jóvenes, pero siempre encontrara un lugar libre para descansar. El hacinamiento en el palomar sólo hace que las palomas se estresen y al final se pierdan en los primeros entrenamientos, por lo que si tenemos en nuestras instalaciones capacidad para X palomas, es mejor no superpoblarlo pues lo único que conseguiremos es criar palomas e invertir en su preparación para perderlas rápidamente.
Parte de la vida de la paloma se desarrolla en las jaulas de transporte, cosa que nunca le agrada, pero necesaria y que puede resultar una experiencia traumática en los primeros encestes, por lo que ir acostumbrándolas paulatinamente no sólo es bueno para nuestro equipo colombófilo sino también para el resto de las palomas que entren en las cestas con las nuestras a la hora de las competiciones o los entrenos. Muchas veces tengo observado como unas pocas palomas de un aficionado que apenas las había sometido al proceso de acostumbramiento a la jaula revolucionaban al resto de las concurrentes de tal manera que más bien parecieses que se hubiera introducido un avispero en la jaula que una paloma.
Además de a las jaulas de concurso, también es recomendable acostumbrarlas a los productos que les queremos administrar durante la temporada de vuelo. Si nos gusta administrar levadura de cerveza, vitaminas o algún otro producto, mejor hacerlo antes de comenzar los vuelos y por supuesto, una vez comenzada la campaña, sobre todo si el equipo está funcionando bien, no hacer cambios o realizar los mínimos posibles y siempre de forma progresiva. El introducir cambios de forma brusca por intentar mejorar aún más el rendimiento deportivo casi siempre suele dar un resultado inverso al deseado arruinando una compaña que prometía un espléndido final.

César González