Nuestras palomas son
deportistas destinados a realizar
grandes esfuerzos en los vuelos de competición o de entrenamiento semana tras
semana durante una buena parte del año, pero siempre que se realiza un esfuerzo
es necesaria una recuperación para poder afrontar el próximo en las mejores
condiciones posible.
Hay una cosa que
siempre debemos tener en mente es que una paloma, a pesar de sus grandes
cualidades de vuelo y de presentar características de fortaleza y resistencia
capaces de recorrer grandes distancias en tan solo unas horas no es una
máquina, no es algo mecánico, es un ser vivo, un animal, con un organismo como
el nuestro que requiere un descanso, una recuperación.
Nosotros, los humanos,
animales también al fin y al cabo, trabajamos “X” horas al día y tras ellas
necesitamos un descanso, tanto físico como psicológico y además de un reparador
sueños. Necesitamos realizar actividades que recuperen nuestra mente de los
esfuerzo físicos y mentales del día.
De forma idéntica, la
paloma necesita una correcta recuperación para seguir dándonos los rendimientos
y unos resultados deseados.
Tras el entrenamiento
diario alrededor del palomar, la ración de comida, el agua fresca y un sueño
reparador suelen ser normalmente suficientes para recuperase, siempre y cuando
se tengan en cuenta unas premisas básicas que intentaré resumir a continuación:
a) La ración de comida
debe ser suficiente, pero sin que sea excesiva, compuesta por la mayor variedad
de granos que nos sea posible conseguir. Además estos granos deben de estar en
buenas condiciones, limpios y sin humedades ni mohos, por lo que además de el
lugar en donde los compremos, la tienda de confianza de la zona, los tendremos
almacenados en un lugar adecuado, evitando sobre todo humedades.
b) Un agua fresca y de
calidad, servida en un recipiente desinfectado, limpio y de una forma tal que
no pueda ser contaminado por los excrementos, mantendrá la salud de la colonia
y hará para la paloma que el hecho de hidratarse sea más placentero.
c) En lo que se
refiere al sueño, debemos de velar por que este sea el adecuado, cosa que la
paloma no logrará si no tiene un nidal o posadero propio. Los palomares superpoblados
no permiten el adecuado descanso de la mayor parte de los individuos, pasando
buena parte del día y de la noche bregando en interminables peleas y refriegas
con los vecinos de al lado en busca de un espacio vital propio.
El que ratones y ratas
pululen durante la noche por el interior del palomar también interrumpe el
sueño de la paloma, siendo otro factor a erradicar si queremos un rendimiento
adecuado del equipo alado.
Lo mismo se puede
decir de moscas, mosquitos o parásitos de la pluma. ¿Quién es capaz de dormir
cuando un mosquito revolotea por la habitación? ¿Qué calidad de sueño pueden
tener nuestras palomas si además los parásitos de la pluma “pasean” cada noche
por sus emplumados cuerpos?
Una calle ruidosa, un
exceso de luz ambiental debido a las farolas municipales o los puntos lumínicos
privados también son elementos a tener en cuenta.
Pero imaginando que
todos estos factores estén bien gestionados por el colombófilo en la medida de
sus posibilidades, hay otros factores sobre los que también tenemos que meditar
con objeto de tener un buen manejo del palomar y con ellos me refiero a las
acciones a realizar para recuperar a las palomas después de los concursos, ya
sean estos de velocidad, medio fondo, fondo o gran fondo.
Para empezar el error
que muchas veces cometemos es precisamente el pensar que el esfuerzo de la paloma,
y por tanto su recuperación depende del tipo de concurso que haya realizado.
Miles de palomas son
soltadas a la misma hora en un concurso de velocidad, las primeras, las que ha
cogido la ruta adecuada, han viajado en bando (con el ahorro energético que
supone ir al rebufo de la que la precede) y ha realizado la suelta en dos, tres
o como mucho cuatro horas, han sufrido un mínimo desgaste y su recuperación
será fácil y corta.
En cambio, en ese
mismo concurso, desde el mismo lugar y a la misma hora han salidos de las
jaulas palomas cuyo regreso al palomar se ha demorado cuatro, cinco, siete,
diez horas o incluso más. Lo que han hecho estas palomas durante ese periodo de
demora nos es imposible saberlo. Quizás voló un rato y estuvo parada en
cualquier lugar durante un montón de horas, no gastando energía ni quemando su
musculatura. El motivo por el que pudo haber hecho esto nos es desconocido.
Pero también es posible que debido a un error en la elección de la ruta, un
viento lateral que la desvió, nieblas intensas, lluvias fuertes, etc. etc. esa
paloma se haya visto obligada a volar durante
esas 7 u 8 horas que tardo en regresar con el consiguiente gasto energético y
el desgaste físico y psicológico que estoy seguro eso produce en un animal que
aunque nosotros conocemos de su valentía y arrojo, en el fondo no es, cuando la
alejamos de su entorno, de su zona de confort, no es más digo que una animal
que se sabe presa de numerosos depredadores.
En este supuesto es
mejor ser prudente y dejar descansan al animal, incluso no enviándolo al
próximo concurso.
Una forma en la que
podemos saber si el retraso se empleó en un vuelo fatigoso o simplemente estuvo
detenida en un tejado o lugar indeterminado durante varias horas antes de
regresar es examinar su musculatura, su cuerpo a la llegada a casa.
Aquellos ejemplares
que ha estado descansando, posadas sin volar más de lo necesario mostraran en
sus cuerpos, en sus músculos el desgaste propio de la distancia del concurso.
En cambio aquellas
otras palomas que han volado y volado, luchando contra el viento, buscando
otras rutas de regreso despejadas y dando a veces un increíble rodeo para
llegar a casa, habrán perdido gran cantidad de masa muscular y de grasa
corporal, por lo que podemos notar en las manos sus cuerpos menguados. En casos
extremos hasta sus huesudas patas dan muestra del esfuerzo y muestran un severo
adelgazamiento. Al llegar al palomar se harán una bola en un rincón, nido o
posadero y allí pasarán inmóviles horas y horas.
En caso de duda,
siempre será mejor dejar descansar al ejemplar un tiempo prudente que
arriesgarse a perderlo por forzar su metabolismo. Una buena paloma en manos de
un mal entrenador tiene los días contados.
En cambio, si le damos
electrolitos en el agua, o glucosa, si le suministramos una dieta adecuada para
recuperase poco a poco y la dejamos descansar, en un futuro puede darnos muchos
días de satisfacciones al ver en el cielo, haciendo la V, a esa bella ave que
regresa nuevamente desde largas distancias.
César González